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Porque no somos una cuota

Por nuestro derecho ciudadano

Publicado: 2014-06-16

La Ley de Partidos Políticos, Ley N° 28094, en su artículo 26°, establece la Participación de hombres y mujeres en elecciones, a nivel cuantitativo, mencionando que “en las listas de candidatos...el número de mujeres u hombres no puede ser inferior al treinta por ciento del total de candidatos”, sin embargo no menciona que haya paridad en los cargos, ni tampoco reglamenta sobre las funciones, que muchas veces se tornan bajo el esquema del Sistema Patriarcal, dándonos cargos de secretaria, o dentro del Programa del Vaso de Leche, o que vayan referidas a tareas reproductivas, semejantes “a los del hogar y nuestro rol en él”. 

Pero partamos desde el principio, a pesar de esta parte de ley de partidos, mal denominada la Ley de cuotas, que establece de manera cuantitativa la "figuración de la mujer" en las listas electorales (1997-25%; 2000-30% para el Congreso; 2002-30% para elecciones municipales y regionales), esfuerzo que se materializó después de las luchas por el derecho efectivo a sufragio (1933-1956), y valga recordar que esta fue una propuesta en que difería mucho de la del Voto Irrestricto –sólo para mujeres que trabajan, para evitar el sesgo clerical y conservador-, que poco a poco fue adquiriendo un carácter más igualitario, ya que era facultativo para personas analfabetas, casadas, hasta que el Presidente tarmeño Odría, otorgó “a la mujer toda la amplitud de sus derechos ciudadanos al igual que el hombre” (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables -MIMP, 2013)

Este proceso de reconocimiento de la ciudadanía en las mujeres, ya sean diferentes entre sí, como se ha observado ha tomado su tiempo, pero aún no ha acabado, a pesar del escaso acceso de la mujer a la participación política, ésta se torna condicionada en y sólo para procesos electorales.

Explicando, está condiciona en y sólo para los procesos electorales, porque en los análisis de las limitantes de la Participación política de la mujer, según PROMUJER (1990), es el poco interés en esta actividad, el menor financiamiento para la campaña electoral, la menor experiencia política, y su escasa visibilidad pública, y para hacer este breve artículo, me surgían preguntas como 1)¿la Ley de cuotas es un esfuerzo realmente que reconoce a la mujer como ciudadana?, 2)¿esta ley fomenta el acceso al poder a la mujer?, 3)¿o realmente para qué sirve la Ley de Cuotas?

Empezaré por la segunda pregunta, haciendo una breve reseña del Poder parafraseando a Foucault (2000) por cuanto se refiere a la multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes que se ejercen, vale decir al juego por medio de luchas y enfrentamientos que transforma, refuerza, invierte, apoyan o contradicen un sistema mediante mecanismos, comprendamos primero que el poder no se tiene, se ejerce, por lo tanto no podemos acceder a algo que ya es parte de nosotras, parte de nuestras relaciones, por lo que no es un hecho, sino más bien la multiplicidad de relaciones y que están en constante dinámica, entonces cuando habían ciertas resistencias a no contar sólo con el voto irrestricto, un sector de las mujeres ya ejercía poder, por ello se logró el voto universal. Por ello la primera idea clave es no hay impedimento al acceso al poder, porque desde ya vivimos en relaciones de poder, aunque no seamos tan conscientes de ello, pero siempre estamos negociando, retando, resistiendo, invirtiendo, apoyando, etc.

Seguiré por la tercera pregunta, refiriéndome al uso de la ley de cuotas, y tal vez a una posible ley de alternancia, a pesar que el Perú vamos por el 49%-51%, entre hombres y mujeres respectivamente, esta ley de cuotas, sólo se refiere al 30% obligatorio, independientemente del matiz ideológico de cada grupo político, debe “adjuntar” secretarias de mujeres dentro de sus estructuras, esto en la superficie asume un discurso “motivacional para la participación de las mujeres”, pero permítanme discrepar con ello, aunque reconozco el esfuerzo legal, sigue siendo un mecanismo y efecto del poder “masculino” (por decirlo de algún modo), porque todavía hay que fomentar una ley donde represente de “desvalida” a la mujer, para darle cierta ventaja, en otros términos mediante esta legalidad nos victimizan, nos dan la imagen de la “damisela” que debe hacer los honores dentro de las luchas, aunque son pocas las mujeres que voltearon este mecanismo, como Nadine Heredia, Susana Villarán, Lourdes Flores, Beatriz Merino, Keiko Fujimori y Marisol Espinoza – según el diario La República (08-03-2012)- pero en la mayoría de casos el rol militante de las mujeres se torna de escribanas, de coordinadoras... pero de alimentos, de opinar pero de las maneras estéticas, protocolos, que no está mal, pero es hora de tomar decisiones transcendentales, y ¿entonces por qué no lo hacemos?

A pesar del fomento legal, tal vez sea porque las leyes no son el único eslabón de la cadena, déjenme decirles que a pesar de los esfuerzos de algunas instituciones y espacios de participación tanto ciudadana como política de la mujer, no es suficiente, porque en primer término debemos entender que mujer no es una ventaja ni menos una desventaja, es una característica neutra, porque sólo se ve el sexo y se sigue asignando características de carencia en la mujer; por otra parte, ser mujer per se no debe ser una característica para “ingresar” política menos a una lista de candidatos/as, sino el de experimentar, tener experticia, ganas, fortalecer bases, fortalecer la participación activa de los ciudadanos y ciudadanas, etc., porque aún siendo independientes seguimos siendo políticas, recordemos al Zoo Politikon de Aristóteles, además valoremos la libertad como un principio básico en la democracia.

Otra cosa que no se contempla, es la representatividad, si hay mujeres dentro de los partidos no significa que representen a todas las mujeres, o pero aún por tener mujeres ya están aglutinando todas las demandas de las mujeres, sería muy pretencioso, y ya sabemos que no es así, que dentro de las mujeres también hay diferencias, algunas urbanas, otras rurales, de zonas peri-urbanas, con ideas de emprendimiento, o de protección ambiental, algunas de conservar la vida, y otras a favor del aborto, mujeres con orientaciones sexuales, económicas, profesionales, ocupacionales, sociales, culturales diferentes, y ¿el que se tenga el 30% de mujeres lo cubre? Claro, eso también ocurre con los hombres, que no se sienten representados.

Entonces la lección de esta parte es no visibilizar a la mujer como condición de ventaja o desventaja en la política, porque de todas maneras somos parte de ella, además entendamos las diferencias intra-género, tener a cierta cantidad de mujeres no las representa en su totalidad.

Por último, tenemos la interrogante ¿la Ley de cuotas es un esfuerzo realmente que reconoce a la mujer como ciudadana?, si está concebido dentro de un poder donado, por asignarnos la característica de víctima (desventaja), además pensando que se representaran todas las demandas de las mujeres, sin reconocer sus diferencias, la respuesta inminente es: No

Entonces ¿debemos pensar en modernizar la ley de partidos?, creo que no es suficiente, porque es un problema de representaciones sociales, de concebir a la mujer desde el pensamiento social, y como eminentemente es un proceso social educativo, creo que se deben mejorar las condiciones de acceso a la educación, empleo, salud, vivienda, recortar brechas no sólo pensando en mujeres y hombres, sino en proveer herramientas necesarias para que nos desarrollemos sin disparidades, pero reconocer que nuestras diferencias son válidas para vivir en un estado democrático, para reconocernos como ciudadanos para no sólo ser una Cuota, sino para ser ciudadanas.

¡Porque no somos una cuota, porque somos ciudadanas!

http://rsrosal4444.blogspot.com/


Escrito por

Rosa de Lucha

Deformación: Socióloga, pisando terrenos políticos; sintiendo Placer en la Sexología; amiga y ciudadana


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